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El jabón solía ser una mezcla casera de grasas de fritura. Este jabón de calidad mediocre se empleaba para limpiar hogares, lavar la ropa e incluso para a su mismo. En una época en la que la industria química experimentaba grandes avances y la higiene y desinfección emergían como necesidades fundamentales, en el pais vasco las familias Lizariturry y Rezola decidieron construir una fábrica de jabón. Para llevar a cabo este proyecto, contaron con la colaboración del inventor alemán Peter Krebitz, cuyas innovadoras técnicas estaban revolucionando Europa.

¡LAGARTO, LAGARTO!
Era una expresión utilizada en aquel tiempo, para alejar la mala suerte, las dudas se disiparon cuando el jabón producido por Lizariturry y Rezola resultó ser de alta calidad. Como recuerdo de esta anécdota, se eligió el nombre de Lagarto.

Lizariturry y Rezola fue una empresa española dedicada a la producción de bujías, glicerinas, parafinas y jabones con origen en San Sebastián, cuya actividad se extendió desde 1864 hasta su desaparición en los años 1990.

En Bausen soliamos utilizar las pastillas Lagarto pero tambien de otras marcas

                    cartel diseñado por Pedro Antequiera